Medellín: una nueva escena

En Medellín el arte se hace presente en los museos, en las galerías, en las salas de arte de universidades y empresas, en los parques, en las bibliotecas, en las casas de cultura, en las calles y en los espacios públicos.

Y es porque el arte, como otras expresiones de la cultura, ha habitado esta ciudad en las más recientes décadas para contarla, para gritarla, para agitarla. Cualquier proyecto que se geste desde la institución o desde el sector independiente, se vincula inevitablemente con la ciudad; como si se tratara de un compromiso adquirido y una suerte de responsabilidad ganada y asumida por todos para hacer de Medellín un mejor lugar para vivir.

El arte se vive por la ciudad, con la ciudad y a través de la ciudad; en una conexión absoluta con el entorno. Por eso es común ver a los artistas tomando decisiones en proyectos públicos, revisando y proponiendo cómo hacer más fluidos y humanos procesos sociales, apoyando estrategias para la terminación del conflicto y garantizando un acceso más democrático a la cultura en las zonas más complejas de la ciudad y también en las más privilegiadas. Esta condición de la ciudad, que algunos consideran desafortunada para los artistas, es una apertura, una invitación permanente.

Si el arte latinoamericano está pasando por un buen momento, se dice que el arte colombiano está pasando por “su mejor momento”. Sin duda Medellín se beneficia de esta situación pero el favorable panorama obedece a otros factores: el apoyo de La Alcaldía de Medellín y de la empresa privada, el fortalecimiento de los museos, los encuentros, la realización de relevantes exposiciones, la visita de curadores, críticos y expertos que llegan a la ciudad atraídos por su difundida transformación social. “Lo que produce tanto interés en las personas que visitan los museos es la conexión de las instituciones con el entorno, también quieren ir a los barrios de la ciudad y entender el proceso vivido de la mano de la cultura. El buen momento que atraviesan los museos es reflejo del buen momento que atraviesa la ciudad”, comenta María Mercedes González, directora del Museo de Arte Moderno de Medellín.

La exposiciones internacionales, los encuentros de arte MDE07 y MDE11, y el 43 Salón (inter)Nacional de Artistas-43SNA, han dirigido las miradas no solo nacionales sino también internacionales hacia la ciudad; la han ubicado en el mapa de las prácticas artísticas contemporáneas en el mundo, y han aportado a la región importantes debates y nuevas maneras de hacer arte. Los artistas locales coinciden en señalar el aporte de estos eventos a sus carreras, a su proyección artística y a su visibilidad internacional. “Los eventos internacionales realizados en Medellín sirven mucho a los artistas” comenta el artista Fredy Alzate, quien participó recientemente en la exposición “Próximo futuro” realizada por la Fundação Calouste Gulbenkian en Lisboa, después de que su curador conociera su obra en el 43SNA. “Sin embargo esto no es suficiente; si un artista quiere hacer circular su obra, debe autogestionarlo». Alzate recomienda moverse, aplicar a las convocatorias de carácter nacional, y procurar participar en eventos en Bogotá para lograr mayor visibilidad.

Según el curador Óscar Roldán-Alzate, “estamos en una dinámica diferente que nos ha llevado a tener una representación superior, pero la región sigue viviendo el mismo problema: el mercado del arte sigue muy cerrado pues los pocos coleccionistas locales no tienen un interés centrado en los artistas de la ciudad ni en arte contemporáneo”.

Aún así, Medellín tiene un buen momento, la escena se ha dinamizado y cada vez hay más público formado interesado en participar de lo que pasa en los museos, en las galerías y en otros espacios. La Galería de la Oficina que por más de 40 años ha llevado el reconocido Alberto Sierra, sigue siendo un referente de la ciudad y un aval indiscutible para los artistas que hacen parte de ella. Gran reconocimiento merece también la gestión de espacios alternativos como Casa tres patios, Taller 7, Taller Sitio y el programa Campos de Gutiérrez; que funcionan como plataformas para la circulación y para el diálogo, y cuyas alianzas con instituciones de otras latitudes benefician la transferencia de conocimientos y el intercambio a través de sus acciones y programas. Tony Evanko, director de Casa tres patios, comenta: “las residencias han crecido mucho y como siempre la idea con los intercambios es compartir los conocimientos y prácticas”. El intercambio internacional con la comunidad artística de la ciudad es una constante en estos ejercicios y también en el trabajo que se realiza desde los museos donde se sigue centralizando la actividad principal. Aunque para el MAMM la proyección global ha sido una línea estratégica de trabajo, el diálogo con el contexto ha direccionado su programación. De la misma manera el Museo de Antioquia ha trabajado con las diferentes comunidades de la ciudad a través de sus proyectos, como lo explica su directora Ana Piedad Jaramillo al referirse al MDE15, su principal reto el año entrante: “lo más importante, una vez más, serán los procesos de las obras en contexto, el enfoque local y el trabajo compartido entre artistas internacionales y locales”.

Se mueve el arte en Medellín con artistas conscientes de su entorno y de su realidad; sin embargo no es solo esto lo que motiva a los artistas en sus temáticas.

Para Roldán-Alzate, “Si fuéramos a hablar de una tendencia en los artistas locales, podría ser el buen hacer”. La escuela hiper-realista del maestro Óscar Jaramillo ha destacado a artistas jóvenes como Edwin Monsalve, César del Valle, Alejandro García, Pablo Guzmán y Nadir Figueroa, por mencionar algunos en el panorama nacional. Para el curador pareciera existir en las nuevas generaciones una resistencia a seguir hablando de violencia, sus preocupaciones son más técnicas. Tony Evanko considera que hay ahora una mayor conciencia en cuanto a las posibilidades que la sociedad colombiana da al mundo del arte, lo que permite que los artistas del país y de la región tengan su propia identidad.

Los buenos aires del panorama nacional se respiran en Medellín, donde hoy los artistas tienen una voz particular, esa misma que cuenta y grita su ciudad pero con un nuevo lenguaje. Es un buen momento, sí.

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